Spanish + Canadian = Spanadian

Spanish + Canadian = Spanadian
Los inviernos canadienses son mundialmente conocidos por la nieve que cubre el suelo durante casi medio año

martes, 26 de abril de 2016

Menos de 100 días

La cuenta atrás vuelve a comenzar, pero esta vez no cuento los días que faltan para vivir una aventura. No, esta vez, cuento los días que faltan para que acabe. 
En March break se cumplió un año desde que me dieron la beca. Yo ni siquiera lo sabía, hasta que Paula me dio una abrazo deseándome feliz cumpleaños Spanadian. Días después, me enteré de que solo me quedaban 100 días en Canadá. 
Cuando no tengo nada que hacer, pienso en el futuro. Mi plan de verano, con mis dos mejores amigas en Francia (ya acordamos que el año que viene toca España y al siguiente Alemania), turismo con mis padres, el pueblo de mis abuelos... Este es un verano bastante prometedor.
A veces pienso en cómo será mi último día en Canadá. ¿Será algo parecido al primero? Confusión, cansancio, no saber si reír o llorar y al final no hacer nada, tan solo estar ahí, y esperar... Dos días antes de mi decimoséptimo cumpleaños cogeré un avión. Otra vez. En los últimos ocho meses he visitado más aeropuertos de los que me importa recordar. Madrid, Toronto, Halifax, Nueva York, Montréal, Ottawa. Varios de ellos repetidos. Iré a tres de esos aeropuertos, para subir en otros dos aviones. Entre las horas de vuelo, la espera donde hacemos escala, y el cambio de hora, llegaré a España unas 24 horas después. El día de Canadá. ¿Será el primer día de vuelta en "casa" igual que el primer día en el lugar al que ahora llamo hogar? Y cuando mi abuela me hable en gallego, ¿me enteraré de algo? ¿Estaré más triste por lo que dejo atrás que feliz por lo que recupero? Probablemente. Siempre supe que España seguiría ahí, esperándome, pero no tengo ninguna garantía de volver a Canadá. 
Al día siguiente será mi decimoséptimo cumpleaños. Y dos meses y medio después, empezará el curso. Segundo de bachillerato.
Cuando era pequeña, la gente solía preguntarme qué quería ser de mayor. Nunca lo tuve claro. Tenía ideas, opciones, pero ningún plan. En mis primeros años de secundaria, la pregunta era algo más seria. ¿Hacia dónde quieres dedicar el resto de tu vida? Nunca tenía respuesta. Desde el año pasado, la pregunta me persigue, insistentemente. Que si tengo que escoger ya, que si tengo que empezar a hacer planes, que si es mi futuro... Ocho meses atrás, me pondría nerviosa ante esa pregunta, y me mentiría a mí misma repitiendo que queda mucho tiempo. Hoy, aún no tengo una respuesta precisa, pero sí una perspectiva más clara. Dejad que me explique.
Todo empezó en el primer semestre, cuando escogí Sociología como una de mis asignaturas, sin saber qué estaba haciendo. Una de las mejores decisiones de mi vida. Aprendí tantas cosas... Y lo mejor de todo, cosas que me importan. Primera pista: me interesa entender la sociedad, el mundo a mi alrededor, las diferentes culturas, la influencia de la humanidad en una sola persona... Una de las unidades que estudiamos trataba sobre criminología. Por qué los criminales son criminales, la influencia de su personalidad y su experiencia en sus decisiones; segunda pista. En el segundo semestre, cogí francés, y creo que mi nivel está mejorando bastante. Además, lo bueno de tener amigos de todas partes del mundo es que aprendes vocabulario en todos los idiomas. Sobre todo alemán, que aunque no sé mucho, lo poco que sé lo aprendo rápido, y suma y sigue. Ahí va la tercera pista, me gustan los idiomas. En historia canadiense, aparte de estudiar hechos, aprendemos a preguntarnos por qué ocurrieron. Una de las que más me sorprende es la razón por la que los seres humanos creamos guerras, que al parecer tienen su parte "positiva". Por fin empiezo a tener una opinión en muchos hechos históricos, sobre todo del siglo pasado, tan marcado por las Guerras Mundiales. Incluso en temas tan controvertidos como por qué sentirse o no orgulloso de ser español. Que en ese tema, por cierto, no estamos solos, nos acompaña el resto de Europa. Mi teoría se basa en hechos históricos recientes y antiguos, pues si algo tiene Europa que sitios como Norteamérica (donde todo el mundo es patriota) no tienen, es historia. No creo que haya una cuarta pista por aquí, salvo quizá que me interesa la historia, sobre todo la historia moderna. Sobre todo, me gusta escribir basándome en hechos históricos. El relato del que hablo en la última entrada (ese del que estoy tan orgullosa) está basado en el Muro de Berlín.
No sé qué quiero estudiar, o en qué quiero trabajar, pero tengo una irrefrenable curiosidad por las culturas. Quiero viajar y ver cada rincón del mundo. Quiero aprender un montón de idiomas y utilizarlos en mis viajes. Quiero conocer a personas que dejen huella en mí, y dejar huella en ellos. Quiero escribir desde perspectivas que nadie haya visto antes. Quiero analizar y estudiar hasta entender en qué somos iguales y en qué diferentes. O qué hace a una buena persona y qué a una mala persona. Qué hace a un criminal romper la ley. Y con temas como estos podría seguir para rato, pero creo que son suficientes para hacerse a la idea.

El jueves y el viernes, la temperatura subió hasta llegar a 25-30 grados, y con sol. La gente estaba tan contenta que eran hasta demasiado educados para ser canadienses. De verdad, tres personas distintas en diferentes lugares me dijeron que les gustaba mi pelo. Solo duró dos días, y el sábado por la noche cayó una tormenta increíble, y lo dice una gallega. Sophia y yo sacamos a pasear a los perros (Mollie, una labrador de 12 años, y Eddie, un cachorro que tenemos desde hace poco más de un mes, no llega a tener medio año) en el peor momento. Al abrir la puerta, Mollie no dudó en salir corriendo. Eddie, sin embargo, se lo pensó dos veces, y hasta que Sophia lo llamó desde fuera, no se movió del umbral de la puerta. Como de costumbre, Sophia y Eddie tomaron la delantera, corriendo. Mollie se tomó su tiempo, y yo seguí su ritmo. Cuando alcanzamos a Sophia, la niña gritaba el nombre de Eddie. Había soltado la correa un momento, y cuando se dio cuenta, el perro había desaparecido. Le dije que yo le daría una vuelta al lago para buscar a Eddie y le pedí que se llevara a Mollie a casa y comprobara si Eddie había vuelto. Al final, el perro, caribeño de nacimiento, había huido de la lluvia, volviendo a casa. Gritando su nombre, corriendo alrededor del lago bajo la lluvia, me puse a maldecir en español. Independientemente de lo bueno que sea tu inglés, sabes que estás enfadado de verdad cuando maldices en tu primer idioma. 

Atletismo empezó por fin fuera. Las pistas dejan bastante que desear, para empezar porque no son pistas. No hay tartán para correr, ni arena para saltar, ni círculos ni nada para lanzar. Es sencillamente la forma de una pista de atletismo, pero con tierra, y un campo de rugby en el centro. Al menos ahí podemos lanzar jabalina; en la pista interior tenían hierba artificial, por lo que no podíamos. Pero que entrenemos fuera no significa que la primavera haya llegado. Técnicamente estamos en primavera, pero es más bien estilo canadiense. Si bien el jueves y el viernes subíamos de 25 grados, el sábado cayó un diluvio y el domingo y el lunes estuvo nublado, hoy le ha dado por nevar. Caminando a casa, me di cuenta de que empezaba a hacer frío, y de repente, se puso a nevar. No, me dije, esto no está pasando. Estamos prácticamente en mayo. Sin embargo, durante las últimas horas, no ha parado de nevar. Hace seis meses, me emocionaría y saldría corriendo a la calle. Ahora mismo, río por no llorar. ¿Por qué?, me pregunto, ¡si ayer estaba entrenando en manga corta!

jueves, 7 de abril de 2016

Empieza la... ¿primavera?

Después de la excursión, las cosas volvieron a bajar el ritmo. Nos acercamos a la mitad del semestre y pronto nos darán los report cards de mid term, pero no sé qué van a evaluar, pues entre March break, Easter y festivos por en medio, casi no hemos hecho nada. 

La semana pasada, Lea, una amiga de Luca, vino a visitarla. Me pregunto cómo será que tus dos mundos se choquen. No me gustaría que ni amigos ni familia vinieran a visitarme, sencillamente porque aquí tengo otra vida con otra familia, otros amigos y hablando otro idioma. Es como tener dos universos paralelos. De vez en cuando, en los diez días que estuvo, Lea acababa hablando en alemán con Luca, o hablando en inglés de "stuff back home", cosas que tienen en común en Alemania de las que yo no sé nada. En esos momentos, me sentía algo olvidada, pero luego me acordaba de que Lea solo estaría aquí diez días, y obviamente en estos siete meses Luca y ella se habían echado de menos. Que nadie me malinterprete, Lea y yo nos llevamos bien desde el primer momento, es solo que... pertenece al pasado de Luca. Bueno, y al futuro, cuando se acabe el curso en verano. Pero no al presente. De vez en cuando, Luca y yo recordaríamos alguna anécdota de la excursión a Montréal y Ottawa, o hablaríamos de atletismo, softball, esgrima, clase de inglés... o alguna cosa más que tengamos en común donde Lea o bien no tenía nada que decir o directamente no nos entendía. Esta mañana, Lea fue a Halifax a coger el vuelo de vuelta. Luca fue también, y se quedó allí el resto del día, pues una estudiante internacional francesa que vivirá con ella en los tres meses que quedan llegaba esta tarde.

 Los últimos dos eventos de internacionales fueron cancelados, por eso tengo la sensación de que llevo sin ver a los internacionales de Park View o de otros colegios del distrito bastante tiempo. La primera actividad, a finales de febrero, consistía en montar en trineo, y lo cancelaron porque no había nieve. La segunda, ya en marzo, era ir al a bolera... y lo cancelaron por una tormenta de nieve. Mañana nos llevan a una "granja" donde tienen montones de arces, y nos explicarán el proceso de obtención del sirope de arce. Y, lo que es más importante, muestras gratis.

El clima es un tópico interesante. La última vez que nevó fue hace una semana, y ayer llegamos a 18 grados, un récord desde el día de Navidad. Sin embargo, por la mañana había unos veinte grados menos. La temperatura sube y baja aleatoriamente; la semana que viene se supone que va a nevar, y a partir de la siguiente las temperaturas mejoran. En dos semanas, empezaré a guardar toda la ropa de invierno en una caja para enviar de vuelta a España.

Hay días en que quiero dejar de escribir en el blog. No dejar de escribir por completo, solo dejar el blog, porque no puedo explicar nada... Solía pensar que todo se puede explicar con palabras. Nunca me había quedado sin ellas. Experiencias y sentimientos, todo cabía en palabras. 
Antes de venir, alguien dijo que aquí aprendería lo que no se lee en los libros. Me pareció ridículo, pues si alguien había vivido alguna vez algo así, tendría que haberlo escrito, ¿no? 
Pues no.
Puede que no lo pueda explicar porque ni siquiera lo acabo de entender. Probablemente. Quizá sea como las adaptaciones cinematográficas de libros. Todo lo que ves en la gran pantalla es la punta del iceberg; la película nunca muestra la plenitud del libro. En ocasiones, sin embargo, la película es mejor que el libro. No ocurre con mucha frecuencia, y solo pasa cuando se suprimen las partes correctas de la historia original o se añaden detalles que mejoran la trama. (Acabo de buscar en Internet como se dice "plot"(=trama) en español). Pero en este caso, esa extraña excepción no se cumple. Para entender esta experiencia, leyendo todo lo que he escrito en el blog explicaría menos que entrando quince segundos en mi cabeza.

...

Han pasado unos días, y fuimos a la "granja" de sirope de arce. Maple syrup farm suena mejor... Lea volvió a Alemania y Pauline, una francesa un año más pequeña, vino a nuestro colegio para los tres meses de curso que quedan, y vive con Luca. Pauline es bastante tímida, y al igual que los demás, su primera semana está siendo... pues eso, extraña. La primera semana no tiene sentido; diría que el primer mes en general es una montaña rusa. Me gustan las montañas rusas, pero lo malo de esta es que no sabes cuándo toca subir... ni cuándo llega la bajada. 

Hoy ha sido un día inolvidable para mí. A primera hora, tuve test de Historia canadiense que me salió genial. Después del recreo, tuvimos una asamblea en el gimnasio, por ser mitad del semestre. Mencionaron todos los logros deportivos del colegio de los últimos meses, y los deportistas se ponían de pie cuando su deporte era mencionado y sus victorias aplaudidas. Nuestro equipo de hockey fue mencionado, por supuesto, y lo que más me gustó fue que dijeran que en cierto modo habíamos hecho historia en el colegio, creando el primer equipo de hockey femenino del colegio en toda su historia, que no es poca.
Después, los profesores escogieron a un puñado de alumnos que cumplen con el lema del colegio: We are responsible, we are respectful, we strive for success (Somos responsables, somos respetuosos, nos esforzamos para truinfar). Los alumnos seleccionados se levantan de las gradas y sostienen un cartel con la parte del lema que les toca, delante de todos, y la directora saca una foto. Sorprendentemente, mi nombre fue llamado en We are responsible, al igual que Luca y Boom. Luego me di cuenta de que probablemente había sido la orientadora quien nos había escogido, por el grupo de voluntariado en horas extraescolares que empezamos. Creo que no lo había mencionado hasta ahora. Básicamente, somos Boom, Luca, un puñado de niñas de Grade 7 (1 de la ESO) haciendo manualidades.
Unos minutos después de la asamblea, cuando estaba a punto de entrar en clase de francés, me llegó un mensaje de mi padre. Es curioso que hace un par de semanas me planteé la idea de una segunda parte, y hace dos días empecé a traducir al inglés aquel relato... Os saltadores do Muro, en gallego, o Los saltadores del Muro, en español... y hoy me dicen que lo van a publicar. Hace un año y medio, gané un concurso provincial de relatos cortos en gallego, pero hasta hoy nunca habían mencionado esa palabra: publicar. Sé que probablemente sea parte de un libro de relatos cortos ganadores de ese concurso durante otros años o algo por el estilo, pero aun así... ¿No es cuando consigues publicar algo cuando tienes derecho a considerarte escritor? Mi nombre y algo que he escrito yo aparecerán en un libro. Un libro que no mucha gente leerá, pero un libro al fin y al cabo. Y si hay un modo de volverse inmortal, de dejar huella, es ese: un libro.